REIKI

Directrices para evaluar el Reiki como terapia alternativa

 

Documento publicado por el Comité Doctrinal de la Conferencia Episcopal de los Estado Unidos.

(Washington – Mayo 2009)

 

La Iglesia reconoce dos clases de curación: la curación por gracia divina y la curación que utiliza los poderes de la naturaleza. En cuanto a la primera, podemos señalar al ministerio de Cristo, que realizó muchas curaciones físicas y encargó a sus discípulos continuar esa tarea. Siendo fieles a este encargo, desde el tiempo de los apóstoles la Iglesia ha intercedido a favor del enfermo mediante la invocación del nombre del Señor Jesús, pidiendo la curación por el poder del Espíritu Santo (…) En cuanto a la segunda, la Iglesia nunca ha defendido la curación divina -que viene dada como un don de Dios- como excusa para excluir el recurso a los medios naturales de curación a través de la práctica de la medicina. Junto con su sacramento de curación y con las diversas oraciones para la sanación, la Iglesia cuenta en su haber con una larga historia de cuidado de los enfermos mediante la utilización de medios naturales. (…)

El reiki es una técnica de curación inventada en Japón a principios del siglo XIX por Mikao Usui, que estudiaba textos budistas. De acuerdo con la enseñanza del reiki, la enfermedad es consecuencia de algún tipo de trastorno o desequilibrio en la «energía vital» de la persona. Un practicante de reiki lleva a cabo la curación al poner sus manos en determinadas posiciones sobre el cuerpo del paciente para así facilitar el flujo del reiki, la «energía vital universal», del practicante al paciente. (…) Con frecuencia se describe el reiki como un tipo de curación «espiritual», en oposición a los procedimientos médicos comunes de curación que emplean medios físicos. (…) Algunas personas han intentado identificar el reiki con la curación divina conocida por los cristianos. Se equivocan. La diferencia radical puede apreciarse de inmediato en el hecho de que para el practicante de reiki el poder sanador está a disposición del hombre. (…) No obstante, la realidad es que para los cristianos el acceso a la curación divina es mediante la oración a Cristo como Señor y Salvador, mientras que la esencia del reiki no es una oración sino una técnica que transmite el «Maestro reiki» al alumno. Algunos practicantes intentan cristianizar el reiki añadiendo una oración a Cristo, pero esto no afecta a la naturaleza esencial del reiki. Por estas razones, el reiki y otras técnicas terapéuticas similares no pueden identificarse con lo que los cristianos llamamos curación por la gracia divina. (…)

La terapia reiki no encuentra apoyo ni en los hallazgos de la ciencia natural ni en la doctrina cristiana. Para un católico, creer en la terapia reiki plantea problemas irresolubles. (…) En términos del cuidado de la salud espiritual personal, existen importantes peligros. Para usar el Reiki, uno tendría que aceptar, al menos de forma implícita, conceptos claves de la cosmovisión que subyacen a la teoría reiki, elementos que no pertenecen ni a la fe cristiana ni a la ciencia natural.

Sin justificación ni en la fe cristiana ni en la ciencia natural, no obstante, un católico que pone su confianza en el reiki estaría actuando en la esfera de la superstición, tierra de nadie que no es la fe ni la ciencia. La superstición corrompe la adoración personal de Dios, ya que conduce el sentimiento religioso personal y la práctica hacia una dirección equivocada. Dado que a veces la gente cae en la superstición por ignorancia, es responsabilidad de todos los que enseñan en el nombre de la Iglesia eliminar tal ignorancia en la medida de lo posible.

(EXTRACCIÓN – FUENTE: ZENIT.ORG)