Hermano, me gustaría compartir contigo una Palabra que está en Juan 11:1, el pasaje de la resurrección de Lázaro.
Vamos a hablar de “alguien”. Ese “alguien” es quien debía llevar a Jesús la noticia de que Lázaro estaba enfermo.
Marta y María, hermanas de Lázaro, necesitaban que “alguien” llevara esa noticia a Jesús, que “alguien” fuera para que Jesús viniera, pues ellas no podían hacerlo porque estaban al lado del enfermo. Ese “alguien” es muy importante, alguien conocido, no cualquiera.
Por otra parte, había que caminar un buen trecho, no era una misión fácil… de esto “dependía” la vida de Lázaro. Jesús era la Única Esperanza. Así que ese “alguien” debía saber cómo y dónde encontrar a Jesús.
“Alguien” no podía detenerse, ni volverse por cualquier motivo. Ese “alguien” debía brindar la seguridad de que ese mensaje llegaría a Jesús. “Alguien” debía estar convencido -como Marta y María- de que Jesús tenía que saber lo que estaba ocurriendo.
Las hermanas de Lázaro conocían a la persona indicada. “Las hermanas enviaron (“a alguien”) a decir a Jesús: “Señor, aquél a quien tú quieres, está enfermo.” Juan 11:3. ¿Qué te parece? ¿Fue importante “alguien” en la historia de Lázaro?
“Alguien” pidió por Lázaro: INTERCEDIÓ.
No pidió algo para sí, sino para otro. Todos debemos ser “alguien” en el Reino de Dios, “alguien” que esté pidiendo a Jesús; “alguien” que sea capaz de interceder por otros, no sólo por él.
En la historia de Lázaro, ese “alguien” no tenía un interés propio, estaba viendo el dolor de una familia, quizás era un conocido… pero era lo suficientemente valiente y decidido como para ir donde Jesús y pedir, porque dice Jesús “todo lo que pidan al Padre en mi Nombre lo obtendrán.”
Este “alguien” parece tener en esta historia un papel secundario, porque… ¿Acaso Jesús no sabe todas las cosas? Ahora te vas a dar cuenta de que Jesús ya sabía que Lázaro estaba enfermo, pero Jesús no actuó hasta que “alguien” se lo pidió.
¿Y qué responde Jesús? “Al oírlo (a ese “alguien”) Jesús, dijo: “Esta enfermedad no es de muerte, es para la Gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella”. Juan 11:4
Ves como aún antes de que “alguien” vaya con la petición, Jesús ya sabía de la enfermedad. Ya conocía el carácter de la enfermedad: no es de muerte.
JESÚS TODO LO SABE, ÉL TE CONOCE, ÉL TE ESTA VIENDO, RÍNDETE A ÉL.
Aunque tuvieron que pasar días, aunque Lázaro tuvo que llegar hasta la tumba… ya estaba declarada la sanidad de Lázaro (vs. 4).
Tal vez, estés pasando hoy un momento de dificultad: en lo físico, en lo emocional, en el área que sea, y te toque “ser Lázaro”: YA ESTÁ DECLARADA TU SANIDAD, JESÚS LO HIZO HACE MÁS DE 2000 AÑOS MURIENDO EN LA CRUZ Y POR SUS LLAGAS FUISTE SANADO (ver Isaías 53:5) Tal vez pase un tiempo, pero RECIBE LO QUE CRISTO HIZO POR TI… Y ASÍ SE HARÁ.
Si “alguien” no hubiese ido a contarle a Jesús… ¿Él lo hubiese hecho?
Puede que sí, la Biblia no lo dice. Lo que sí dice es que el Poder de Dios se manifestó cuando “alguien” oró, intercedió con la oración, y Jesús fue y sacó a Lázaro de la tumba, porque eso es lo que sucede cuando “alguien” ora. ALELUYA!!!
El gran apóstol Pablo nos hace una declaración poderosa para la Iglesia: “…siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos…” Efesios 6:18.
Ora, suplica, clama a Dios, intercede con perseverancia; SIEMPRE.
No sólo cuando estés en el Templo, o en tu oración personal… hazlo en la calle, cuando caminas, cuando trabajas, etc., pide al Padre en el Nombre de Jesús… intercede por otros, pide la bendición de Dios para los demás.
DIOS APRECIA TU ORACIÓN.
En Apocalipsis el mismo Juan escribe “Caí en éxtasis el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz, como de trompeta…” Apocalipsis 1:10.
Te voy a mostrar ahora, en este pasaje del Libro del Apocalipsis, el paralelo con lo que el mismo Juan escribió acerca de Lázaro muchos años antes.
Ahora Juan es un anciano y recuerda que “el Día del Señor” cayó bajo el Poder del Espíritu. Juan estaba orando el Día del Señor.
¿Cuál fue el primer “Día del Señor”? El día de Su Resurrección. Ese día van con el anuncio: “Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.” (Juan 20:2).
Dirá la Palabra que Juan y Pedro salieron corriendo, y continúa: “Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó…” (vs.8). ¡Mira cuándo creyó Juan!: el día de Pascua de Resurrección.
Muchos, pero muchos años después, mira dónde encontramos a Juan orando al Señor, en el Día del Señor: lo encontramos sólo, sin Iglesia… puesto que los cristianos estaban dispersos por el mundo conocido.
Ya habían matado a Pedro, a Pablo, y ahora el enemigo quería matar a uno de los bastiones que quedaban: Juan. Lo habían desterrado en una isla: Patmos, pensando que así los seguidores de Jesús se acabarían, la naciente Iglesia se terminaría… pero otra vez el diablo se equivocó.
Cada vez que el diablo prepara un plan que pretende entorpecer la Obra de Dios, se le vuelve en su contra; como un “boomerang”, porque el Señor se levanta y dispersa a todos Sus enemigos.
Y estaba el anciano Juan, sólo, sin Iglesia. El poder romano trataba de dispersar al Pueblo de Dios encarcelando, desterrando a uno de sus hombres. Pero lo que el enemigo no sabía era que desde que Jesús resucitó está declarado el Día del Señor, y cada vez que tú te arrodillas y clamas a Dios: ése es el Día del Señor. Día que Dios hizo, de alegría y de gozo.
Cuando “el enemigo” quiera meterte en un camino de soledad, así como estaba Juan… recuerda que Juan no se abandonó, no se encerró a deprimirse, sino que dobló sus rodillas y oró al Señor, y era el Día del Señor.
Si tal vez hoy estás en un “destierro”, con dificultades en tu vida, dobla tus rodillas, ora al Señor, y así tendrás respuesta del Cielo.
El mismo Juan que un día vio una tumba vacía, ahora ve los cielos abiertos. Porque en vez de abandonarse en el fracaso y la derrota, se postró y oró. Y Dios lo levantó.
Hermano: ora a Dios y Él te mostrará el camino a seguir. Dios quiere sanarte y quiere hacer lo que hizo con Lázaro. Por eso fui al Apocalipsis, porque quería que vieras que CUANDO “ALGUIEN” ORA: DIOS ABRE LOS CIELOS.
En Apocalipsis Juan describe que sucedió en el Cielo: se hizo silencio, como por media hora. Esto nos indica que es un “tiempo limitado”. En cuanto a lo minutos… no lo sabemos, si es literal o simbólico; pero sí sabemos que es limitado.
Este silencio se hace cuando “el Cordero abre el séptimo sello”, en ese momento se presentan todas las oraciones de los santos. En ese momento el Cielo guardó silencio (Apocalipsis 8:1-4).
Sabes ahora por qué hubo silencio en el Cielo, porque “alguien” que pertenece al Pueblo de Dios estaba orando y Dios estaba escuchando. El Cielo “hará silencio” cuando tú levantes tu oración a Dios.
Hay un Padre que está escuchando la oración de Sus hijos.
Sólo es necesario pertenecer al Pueblo de Dios: haber “nacido de nuevo” por la Sangre de Jesucristo y haber confesado tus pecados; ahora tienes la Gracia de Dios.
Tú eres “alguien” importante, el Cielo hace silencio para que Dios te escuche.
¡Ora, intercede porque Dios te está escuchando y confía en Él, pues Dios hará!
GLORIA AL PADRE, AL HIJO Y AL ESPÍRITU SANTO. AMÉN.