Salmo 37
Por Diego Hovhanessian
Dios tiene un designio para nuestras vidas. La Voluntad de Dios para nosotros se nos revela en Su Palabra, la cual se nos predica y enseña en la Iglesia. Por eso debemos conocer la Palabra de Dios y vivir conforme a ella.
En los cuarenta versículos del Salmo 37 encontramos catorce principios que tienen una relación directa con nuestra vida. Siete de ellos en positivo –es decir, siete cosas que van a ocurrirnos– y los siete restantes en negativo, o sea, aquello que no nos va a pasar.
Pero para que esto sea así, necesariamente tenemos que cumplir lo que Dios nos manda: vivir en obediencia a Su Palabra. Por eso, en el mismo Salmo, encontramos también directivas claras y concretas acerca de lo que debemos y no debemos hacer, para mantenernos en obediencia a Dios y recibir Su bendición.
En primer lugar, veamos los siete principios que nos muestran lo que sucederá en nuestras vidas si obedecemos al Señor:
1- Veremos el Poder de Dios actuar en nosotros. Dice el Salmo 37, en el versículo 5: «Encomienda tu vida a Yahvé, confía en Él, que actuará…”. Dios mismo actuará para salvar, sanar, bendecir, liberar, prosperar. Él se manifestará con todo Su Poder en medio de Su pueblo.
2- Habrá paz en nuestros hogares. Versículo 11: «…mas los humildes poseerán la tierra y gozarán de inmensa paz». Poseer la tierra nos habla de familia que se establece. Hay mucha gente que vive en paz en sus hogares, pero esa “paz” está como «pendiente de un hilo…». Aquí la Palabra de Dios nos habla de una inmensa paz, la paz de Cristo en nuestras vidas, una paz que perdura a pesar de las dificultades: «Y la paz de Dios, que supera toda inteligencia custodiará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.» (Filipenses 4:7).
3- Veremos cumplidos los anhelos de nuestro corazón. Versículo 4: «…disfruta pensando en Yahvé y te dará lo que pida tu corazón». Hay muchas cosas que anhelamos, seguramente tenemos aspiraciones de progreso y desarrollo tanto en casa, como para nuestra Iglesia, a nivel laboral, etc. Proyectos que son de bendición no sólo personal, sino también para nuestro entorno. Y el Padre quiere que vayamos por más, que no nos estanquemos. Pero para eso Él debe ser nuestra alegría, nuestro deleite, nuestro gozo. Entonces nada anhelarás contrario a Su Voluntad, y así, verás el cumplimiento de esos propósitos. Dios quiere bendecirte: ¡deléitate en el Él!
4- Tendremos un lugar para vivir. Versículo 27: «Apártate del mal y obra el bien, y siempre tendrás una morada…». No habla de la morada celestial, sino de un lugar para vivir en esta tierra, de la casa –concreta y tangible– que tú quieres para habitar. Dios está pendiente de todas tus necesidades. ¡Aleluya!
5- Estaremos bien protegidos. Versículo 39: «La salvación del honrado viene de Yahvé, Él es su refugio en tiempo de angustia…». La honradez es una constante en el Salmo 37. Los tiempos de angustia existen, pero… ¡Dios es nuestro seguro refugio! Él es nuestro Protector. Duerme tranquilo que tu Guardián no duerme.
6- Tendremos un buen futuro. Versículo 37: «Observa al íntegro, mira al honrado, tendrá futuro el hombre de paz…». Y el versículo 38 continúa: «…mas el rebelde será aniquilado y el futuro del malvado frustrado». Quien tiene futuro es aquel al que le espera lo bueno, pues para el malvado el futuro es frustrado. Esto quiere decir que nos esperan cosas buenas, nos espera un buen futuro, porque obedecemos la Palabra de Dios.
7- Seremos promovidos. Versículo 34: «Espera en Yahvé, sigue por su senda, Él te exaltará y heredarás la tierra…». Si sigues siempre por el Camino del Señor, Él te promoverá. «Promoción» es ir a un nivel más alto del que nos encontramos ahora; por tanto, si estás en Su Camino, lo que hoy te pasa también es parte del proceso hacia la promoción. ¡Gloria a Cristo!
Ahora veamos aquello que NO nos va a pasar:
1- No pasaremos hambre. Versículo 25: «Fui joven, ya soy viejo, nunca vi a un justo abandonado, ni a sus hijos pidiendo pan». Dios traerá prosperidad y no va a faltarte el sustento ni a ti ni a tu familia.
2- No caeremos en la tentación. Versículos 23 y 24: «Yahvé da firmeza a los pasos del hombre, se complace en su camino; aunque caiga, no quedará tirado, pues Yahvé lo sostiene por la mano». El “camino” nos habla de la conducta del hombre. Y en la vida espiritual, lo que viene para hacernos caer es la tentación. El Señor dice que nos sostendrá y no permitirá que caigamos, pues no estamos apoyados en nuestras fuerzas sino en Su Poder.
3- Nunca estaremos solos. Versículo 28: «…porque Yahvé ama la justicia y no abandona a sus amigos…». Dios siempre está con nosotros, Él nunca nos abandona, es un Amigo de verdad.
4- No quedaremos a merced de las falsas acusaciones. Versículos 32 y 33: «Espía el malvado al honrado, tratando de acabar con él; mas Yahvé no lo entrega en su mano, ni deja que en el juicio lo condenen». Esto quiere decir que aunque tengamos oposición, aunque haya situaciones que se presenten en nuestra contra para que claudiquemos, para hacernos sentir mal, habladurías, comentarios maledicentes, etc., Dios es fiel y no permitirá que esto nos derrote. ¡El cumple Su Palabra! «…Ningún arma forjada contra ti tendrá éxito, e impugnarás a toda lengua que se levante a juicio contigo. Tal será la heredad de los siervos de Yahvé…» (Isaías 54:17). Sigue adelante que el hombre no puede destruir la Obra de Dios. ¡Gloria al Señor!
5- El mal no podrá dañarnos. Versículos 14 y 15: «Desenvainan la espada los malvados, tensan su arco contra el mísero y el pobre, para matar a los hombres honrados; su espada penetrará en su corazón y sus arcos quedarán destrozados». Debemos bendecir y perdonar a quienes «nos combaten», orar por ellos. La Palabra nos enseña que: «Quien hace el mal, lo verá caer sobre sí, aunque no sepa de dónde le viene.» (Eclesiástico 27:27). Tú alaba al Señor, ora, clama, sé un adorador, conságrate a Él. Sigue adelante y no dejes que el peso de la calumnia te aplaste.
6- No nos afectará la crisis. Versículo 19: «…en tiempo de escasez no se avergonzarán, en días de penuria gozarán de hartura». Nos espera un tiempo de “hartura”, abundancia. Una vida plena para los hijos de Dios.
7- No seremos confundidos. Versículo 31: «…la ley de su Dios está en su corazón, sus pasos nunca vacilan». La confusión llega cuando hay más de un camino, cuando hay muchas opciones para elegir. Pero si Cristo y Su Palabra son nuestro único Camino, nunca seremos confundidos. La Palabra debe permanecer en nuestro corazón para que conociéndola, podamos discernir con claridad sobre cada asunto de nuestra vida.
Compartamos ahora las siete cosas que debemos hacer, y las siete que debemos evitar:
Lo que no debemos hacer:
1- No envidiar a quienes viven apartados de Dios. Versículo 1: «No te acalores por los malvados, ni envidies a los que hacen el mal…». «Envidia y malhumor acortan los días, las preocupaciones producen vejez prematura.» (Eclesiástico 30:24).
2- No hacer justicia por mano propia. Versículo 8: «Desiste de la ira, abandona el enojo, no te acalores, que será peor…». «Pues Yahvé hace justicia a su pueblo, se compadece de todos sus siervos.» (Salmo 135:14). No nos toca a nosotros hacer justicia cuando nos hacen mal: debemos dejar que sea Dios quien lo haga. Dios es justo.
3- No enojarse. Nuevamente el versículo 8: «Desiste de la ira, abandona el enojo, no te acalores, que será peor…». «Si os airáis, no pequéis; no se ponga el sol mientras estéis airados, ni deis ocasión al diablo.» (Efesios 4:26-27). Es real que podemos tener un momento de contrariedad o enojo –aunque no es lo ideal–. Por eso la Palabra nos dice, de manera clara y terminante, que no podemos permanecer enojados, porque de esta forma terminaremos pecando. El enojo no puede ser la opción del cristiano frente a la adversidad.
4- No apurarse. Versículo 1: «No te acalores por los malvados…». Debemos ser pacientes. No hay que «acalorarse», apurarse. Dice Santiago 5:11 acerca de la paciencia: «Mirad cómo proclamamos felices a los que sufrieron con paciencia. Habéis oído la paciencia de Job y sabéis el final que el Señor le dio; porque el Señor es compasivo y misericordioso».
5- No obrar el mal. Versículo 27: «Apártate del mal y obra el bien…». Obrar el mal necesariamente tendrá consecuencias negativas para quien lo hace. Dice la Biblia: «Tribulación y angustia sobre toda alma humana que obre el mal…» (Romanos 2:9).
6- No ser rebeldes. Versículo 38: «…mas el rebelde será aniquilado y el futuro del malvado frustrado». La rebeldía nos priva de las bendiciones de Dios. El rebelde nunca prospera.
7- No ser soberbios. Versículos 35 y 36: «He visto al malvado arrogante empinarse como cedro del Líbano; pasé luego y ya no estaba, lo busqué y no lo encontré».
Y éstas son las siete cosas que sí debemos hacer:
1- Esperar en el Señor. Versículo 7: «Descansa en Yahvé, espera en Él…». «…mientras que a los que esperan en Yahvé él les renovará el vigor, subirán con alas como de águilas, correrán sin fatigarse y andarán sin cansarse.» (Isaías 40:31). ¡Aleluya!
2- Ser generosos. Versículo 21: «El malvado toma prestado y no devuelve, pero el honrado se compadece y da…».
3- Hablar bien y con sabiduría. Versículo 30: «La boca del honrado susurra sabiduría, su lengua habla con rectitud…». Habla la Palabra del Señor. Declara Sus bendiciones. «Que Dios me conceda hablar con conocimiento y tener pensamientos dignos de sus dones, porque Él es quien guía a la sabiduría y quien dirige a los sabios.» (Sabiduría 7:15).
4- Obrar el bien. Versículo 3: «Confía en Yahvé y obra el bien, vive en la tierra y cuida tu fidelidad…» y versículo 27: «Apártate del mal y obra el bien…». No basta con no obrar el mal, nuestro deber es obrar el bien: «No nos cansemos de obrar el bien; que a su debido tiempo nos vendrá la cosecha si no desfallecemos.» (Gálatas 6:9).
5- Confiar sólo en Dios. Versículo 3: «Confía en Yahvé y obra el bien…». «Confía en Yahvé de todo corazón y no te fíes de tu inteligencia…» (Proverbios 3:5).
6- Ser fieles a Dios. En la continuación del versículo 3 leemos: «…vive en la tierra y cuida tu fidelidad…».
7- Ser honrados. «…Yahvé sostiene a los honrados.» (v. 17). «El malvado toma prestado y no devuelve, pero el honrado se compadece y da…” (v. 21). “…los honrados poseerán la tierra, habitarán en ella para siempre. La boca del honrado susurra sabiduría, su lengua habla con rectitud…» (vs. 29 y 30). «Observa al íntegro, mira al honrado, tendrá futuro el hombre de paz…» (v. 37).
Finalmente, dice el diccionario de la palabra «honrado»: «Que es incapaz de estafar, engañar o robar. Que cumple escrupulosamente todos sus deberes».
Es así como debemos vivir, siendo incapaces cuando se trata de hacer lo malo, y cumpliendo la Palabra de Dios.
¡Que Dios te bendiga! ¡Aleluya!