La vida está compuesta por eventos alegres y tristes… pero cuando los momentos difíciles sobrepasan la capacidad de respuesta, entonces aparece la AMARGURA: tristeza profunda y pérdida de interés por la vida. Esto afecta muchas áreas: las relaciones familiares, el trabajo, la salud, la alimentación y hasta el servicio en la Iglesia.
Veamos lo que dice la Escritura: “Me hartó de amarguras, me embriagó de ajenjo. Rompióme los dientes con un casquijo, cubrióme de ceniza. Fue privada mi alma de paz, ya no gozo de bien alguno. Y me he dicho: se acabó mi porvenir y mi esperanza de parte de Yahvé. El recuerdo de mi miseria y abandono es ajenjo y veneno. Cuando me acuerdo, se abate mi alma dentro de mí. Quiero traer a la memoria lo que pueda darme esperanza. NO SE HA AGOTADO LA MISERICORDIA DE YAHVÉ, no ha llegado al límite su compasión. SE RENUEVAN TODAS LAS MAÑANAS. Grande es tu fidelidad. MI PORCIÓN ES YAHVÉ, DICE MI ALMA; POR ESO QUIERO ESPERAR EN ÉL” (Lamentaciones 3:15-24).
El autor sagrado describe una situación muy difícil, que lo tiene “ensimismado” en su desgracia. Pero entonces REFLEXIONA EN DIOS, EN SU CARÁCTER Y SU MISERICORDIA: “No se ha agotado la misericordia de Yahvé, no ha llegado al límite su compasión. Se renuevan todas las mañanas. Grande es tu fidelidad”. Hermano, este amor misericordioso de Dios y Su compasión siempre están presentes: SE RENUEVAN TODAS LAS MAÑANAS. Dios no vive en el pasado sino que cada mañana Él está dispuesto a renovar el Pacto de Amor.
Para sellar la victoria sobre la amargura es necesario reconocer, en un acto voluntario de fe, la convicción de que en Cristo está la RESPUESTA a nuestros problemas.
Lo que más se esperaría en situaciones de desastre -como la que el autor sagrado atravesaba- es que “se dejara morir poco a poco…”, pero en lugar de eso, su reacción fue buscar en qué -o en QUIÉN- depositar su confianza.
Sí hermano, FE es la palabra clave, y es algo PERSONAL, que nadie puede experimentar por ti.
Este hombre depositó en Dios su confianza, al decir: “Mi porción es Yahvé”; y tomó la firme decisión de ESPERAR en Dios contra toda esperanza: “por eso quiero esperar en Él”.
Recuerda que “LA ESPERANZA NO FALLA, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Romanos 5:5).
Hermano querido, no pocos mueren a causa de los efectos de la amargura y de las distintas enfermedades que la acompañan… Muchos otros están luchando con recursos que no funcionarán: JESUCRISTO ES LA RESPUESTA DE DIOS A LOS PROBLEMAS DE LOS SERES HUMANOS, y la amargura no es la excepción.
Tuya es la victoria sobre toda amargura SI CREES EN EL NOMBRE DE CRISTO JESÚS Y ESPERAS EN ÉL, pues obra maravillas en todos los que en Él confían.
Dios te bendiga!!!