Por grande que sea la misión que Dios nos haya encomendado, siempre estará unida, relacionada, con la misión de otros.
Nadie tuvo ni tendrá una misión como la que Dios encomendó a la Virgen María, y aún así no fue la excepción a éste principio.
1) Dos mujeres muy distintas entre sí:
MARÍA:
– Era muy joven.
– Era virgen – no estaba casada.
– Era campesina.
– Vivía en Nazaret, una aldea pequeña de Galilea.
ISABEL:
-Era anciana.
-Era estéril – muchos años de casada.
-Era esposa del sacerdote Zacarías.
-Vivía en Aim Karim (ciudad), cerca de Jerusalén, en una casa grande.
MARÍA – SU HIJO
-Es el Señor.
-Es el Salvador de la humanidad.
-Es el “Novio”.
ISABEL – SU HIJO
-Es siervo, “Testigo del Señor”.
-Es el que “preparará Sus caminos”.
-Es el “amigo del Novio”.
Es tan clara y evidente la diferencia, que no admite pensar en la posibilidad de comparación alguna, pues Cristo es único, incomparable.
2) Dos mujeres unidas en una misión compartida
Unidas en el llamado que Dios les hizo.
Unidas en la aceptación del precio por pagar.
MARÍA: Su Hijo muere en la Cruz.
ISABEL: Su hijo es decapitado.
Ambos en la plenitud de la edad.
Ambos bajo el poder corrupto y opresor (Pilatos – Herodes).
3) El encuentro (Lucas 1)
Notemos que la Virgen toma la iniciativa cuando se entera por anuncio del Ángel Gabriel que su “pariente Isabel está en el sexto mes” (v. 36).
–Se puso en camino (v. 39)
Las almas humildes al recibir los dones del Señor no se quedan esperando ser servidos, sino que se disponen a servir.
-Se fue con prontitud (v. 39)
Así se lo sirve al Señor, raudamente, decididamente, pues “el Amor de Cristo nos apremia…” como dice San Pablo (2 Corintios 5:14).
–A la región montañosa (v. 39)
Subir montañas, fatigarse, esforzarse, comprometerse, así es el verdadero servicio cristiano.
–Entró en casa de Zacarías (v. 40)
Lo que habla de involucrarse en la necesidad del prójimo. Hacerse pobre con el pobre, llorar con el que llora, o ayudar al necesitado.
–Saludó a Isabel (v. 40)
¿Cómo habrá saludado la Virgen? “SHALOM”, “PAZ A ESTA CASA”. “Es hermoso ver bajar de la montaña los pies del mensajero que anuncia la paz”.
El anuncio que debemos anunciar a todos como Iglesia son las BUENAS NUEVAS DE JESÚS, el Kerigma.
4) Conclusión
Repasemos: María 1) Fue, 2) Subió, 3) Bajó, 4) Entró, 5) Saludó.
Resultado: Se pusieron en marcha los resortes del Plan Divino, cuando hizo lo que Dios quería.
Una gran conmoción:
a) El niño saltó de gozo en el seno de Isabel (v. 41).
b) Isabel quedó llena del Espíritu Santo (v. 41).
c) Exclamó a gritos: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno…” (vs. 42-43).
d) María recibió confirmación por medio del Espíritu Santo “¿De dónde a mí que venga a verme la madre de mi Señor?” (v. 43).
e) “Feliz la que ha creído…” (v. 45). La fe puesta en acción produce maravillosos testimonios para que juntos glorifiquemos a Dios.
f) María dijo entonces: Leer Lucas 1:46-56.
Llevemos a Jesús, como María Nuestra Madre, a todos aquellos que el Señor pone en nuestros corazones; y como ella, podremos cantar con gozo Sus Alabanzas… AMÉN