El planeta Tierra, nuestra casa terrenal, nos está advirtiendo y al mismo tiempo reaccionando contra tanta irresponsabilidad humana.
Para entenderlo, es como si alguien hiciera correr algún tipo de contaminante por las cañerías de su casa, o bien, con una maza tratara de derribar el techo o las paredes de la misma…
Mas hay algo todavía más irresponsable de parte del hombre y es el grado de violencia, que en particular, en los jóvenes, se está manifestando.
Odio, racismo, xenofobia, como fruto aciago de una “subcultura”, en la que a grandes rasgos, los hijos, por ejemplo, son “educados” en un psicologismo pseudo filosófico que sistemáticamente ha tratado, y lo sigue haciendo, de “erradicar” los principios, los valores de la vida cristiana, tratándolos de “arcaicos” e imprimiendo en los niños y jóvenes, que no son los únicos, aunque sí, los más damnificados por esta línea de pensamiento, sus precisamente, argumentos de un supuesto progresismo postmodernista, donde se manejan una serie de “slogans”, de “chiches” que se dictan como “dogma”.
Ese es para mí el más destructivo “tsunami”, el más devastador terremoto o el más activo volcán en erupción.
Los chicos hoy son instruidos en casi general, por esta, llamemos, ideología, por medios de comunicación, internet, televisión y lo que todavía es más grave, en las escuelas y universidades.
Muchas veces, los padres suponen que porque pagan un alto arancel en las casas de estudio para sus hijos, les están dando la mejor educación. ¡No señores! No siempre es así. No podemos ni debiéramos permitir que el “mundo” sea el maestro de nuestros hijos.
¿Saben ustedes padres, acerca de lo que las mentes en formación de sus hijos están recibiendo…?
¿Qué valores, códigos, normas, son los destacados, por quienes les enseñan…?
¿Y sus amistades… sus “ideales”… sueños…?
¡Cuidado! Explota el volcán y su lava ardiente arrasa un poblado…
Se sacude la tierra y miles mueren y muchos miles más pierden su techo, sus casas con tanto esfuerzo obtenidas…
Arrasa el “tsunami” y desaparece una ciudad costera…
¡Estalla la violencia y “desaparece la civilización”, pues antes “ha desaparecido” la familia, los “valores de nuestros abuelos”, la fe en “Dios, fuente de toda razón y justicia”…!
¡No! Decididamente nada ocurre porque sí.
Lo sabemos quienes conocemos a Cristo y a Su Palabra.
Es hora de “alzar las antenas”, de “encender el sonar”, de “vigilar el radar”; sin miedo, pero con responsabilidad.
Estar “preparados para lo peor, para así vivir esperando lo mejor”… ¿No te parece?
¡El Señor te bendiga!
Juan Carlos Hovhanessian