Entre mis lecturas bíblicas diarias, leo todos los días de corrido un salmo y cuando llego al último, vuelvo al primero y así sucesivamente…
El que este día tocaba es el Salmo 14 que quisiera compartir con el hermano y amigo lector de “EL PODER DEL ESPÍRITU”, para que nos ayude a reflexionar sobre el tiempo presente.
1. “Dice en su corazón el insensato: «¡No hay Dios!» Corrompidos están, de conducta abominable, no hay quien haga el bien.”(VS. 1). Hoy también pareciera en los hechos, la frase dominante: “¡No existe Dios!”. Desde la “necedad” de tantas acciones -tantas veces- corruptas, que al no recibir, en algunos casos, ni siquiera la “condena social”, genera en muchas mentes la frase de David: “NO HAY QUIEN HAGA EL BIEN”…
2. “Se asoma Yahveh desde los cielos hacia los hijos de Adán, por ver si hay un sensato, alguien que busque a Dios” (VS. 2). Una escena que todo creyente imagina: Dios asomándose desde los cielos, mirando esa insensatez humana al grado de perversión, esperando que las almas lo busquen, “le adoren en espíritu y en verdad”.
Sin duda grafica una realidad decadente, donde impera un “ateísmo práctico”, aunque muchos digan “creer en Dios”. Creer en Dios, es creerle a Dios.
3. “Todos ellos están descarriados, en masa pervertidos. No hay nadie que haga el bien. Ni uno siquiera.” (VS. 3). “Todos están descarriados…” La declaración Paulina de Romanos 3:23 “todos pecaron y están privados de la Gloria de Dios”.
Necesitados de Salvación, del Salvador Jesucristo.
También en esto hoy se contempla una suerte de “posmodernismo”, que pareciera, en los hechos al menos, “no querer tocar el tema”.
Se habla de manera vaga del tema de la Salvación, cuan el Evangelio es bien preciso en ese asunto: “El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo Único de Dios”(Juan 3:18). “Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí” (Juan 14:6). “Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos” (Hechos 4:12). “¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ese es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre. Quien confiesa al Hijo posee también al Padre.” (1 Juan 2:22-23). “Quien tiene al Hijo, tiene la vida; quien no tiene al Hijo, no tiene la vida.” (1 Juan 5:12) por citar algunos pasajes.
4. “¿No aprenderán todos los agentes de mal que comen a mi pueblo como se come el pan, y a Yahveh no invocan?” (VS. 4). ¡Tremenda revelación! ¿Cuántos son hoy aquéllos a los que esta Palabra afecta…?
Los “devoradores del pueblo de Dios”. Los “corruptos”, “prevaricadores”, “embaucadores”, “falsos profetas”, “malversadores de fondos públicos”, “empresarios deshonestos”, “falsos defensores”, “déspotas”, “tiranos”, “perversores”, “aprovechadores”, “mentirosos”… Es muy reveladora la frase “¿NO APRENDERÁN…?” y los llama MALHECHORES.
5. “Allí de espanto temblarán donde nada hay que espante, que Dios está por la raza del justo” (VS. 5). Aquí ahora comienza Dios a mostrar al hombre lo que Él ve en su Visión Eterna: EL FIN.
Porque aunque haya, hoy muchos, que vivan como si no existiera el Juicio de Dios, ¡Existe!
“Allí se han puesto a temblar…” Tantos que hoy en su soberbia presuntuosa y arrogante se han erigido en “dioses”… ¡Temblarán, si no “APRENDEN” (VS. 4)! Es decir se convierten de corazón a Dios.
6. “de los planes del desdichado os burláis. Mas Yahveh es su refugio.” (VS. 6) ¡Feliz quien a Cristo se acoge!
Al justo lo prosperará el Señor. Lo verán los malvados y quedarán confundidos.
¡Dios Mismo es el REFUGIO DEL JUSTO! ¡Aleluya!
7. “¿Quién traerá de Sión la salvación de Israel? Cuando cambie Yahveh la suerte de su pueblo, exultará Jacob, se alegrará Israel.” (VS. 7)
Hermanos y amigos, ésta es nuestra firme esperanza y es a la vez nuestro cotidiano caminar, aún en medio de las lágrimas que se derraman al ver tanta injusticia y desenfreno.
Lágrimas por el dolor del prójimo, por tanta muerte criminal, por el poco aprecio por la vida, por el tan poco amor a Cristo, de tantos y tantos cristianos.
“¡Dios cambiará la suerte de su Pueblo!”
Así como un día cambió nuestro corazón, aún en medio de ese dolor, podemos exultantes, alegres en Cristo, cantar Sus Alabanzas, clamando por el cumplimiento de esta promesa: “JACOB EXULTARÁ, ISRAEL SE ALEGRARÁ”… ¡Argentina para Cristo!
¡Amén! ¡Amén!
JUAN CARLOS HOVHANESSIAN