“CONSTRUYENDO EN LA UNIDAD”

“Entonces se acercan a Jesús algunos fariseos y escribas venidos de Jerusalén, y le dicen: “¿Por qué tus discípulos transgreden la tradición de los antepasados? Pues no se lavan las manos a la hora de comer.” Él les respondió: “Y vosotros, ¿por qué transgredís el mandamiento de Dios por vuestra tradición? Porque Dios dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y: El que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. Pero vosotros decís: El que diga a su padre o a su madre: “Lo que de mí podrías recibir como ayuda es ofrenda”, ése no tendrá que honrar a su padre y a su madre. Así habéis anulado la palabra de Dios por vuestra tradición. Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías cuando dijo: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres.” Luego llamó a la gente y les dijo: “Oíd y entended. No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre.” (MATEO 15-1-11).

Queridos hermanos, debemos asegurarnos de que nuestro corazón esté ligado al Corazón de Jesús, para que así nuestra honra a Su Nombre sea sincera.

A Dios no podemos engañarlo, como sí a veces -lamentablemente- a los demás.

Los fariseos que aparentaban saber mucho acerca de Dios, con sus hechos y actitudes, mostraban que no lo conocían.

De ellos dice Jesús cosas muy fuertes, condenando la falsedad de sus obras, en relación con sus palabras. Eran líderes engañosos, fraudulentos, que estando delante de Cristo, no sólo no lo reconocieron, sino que lo criticaron, difamándolo de toda forma; por eso Jesús les llegó a decir… “Sepulcros blanqueados, que por afuera parecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos muertos y de toda inmundicia.” (MATEO 23-27) ¿Tremendo, verdad?

Un líder en la coordinación de la R.C.C. hace más de veinte años nos decía: “Hace años cuando dos líderes carismáticos se encontraban, se ponían a orar, alabando a Dios. Luego, cuando se encontraban, hablaban acerca de la oración, más no oraban. Y ahora – decía por ese entonces – cuando se encuentran es para criticar a otro líder o predicador que “por supuesto”, no está presente…” Es para la reflexión. También hay que tener presente que “la envidia, es el impuesto al éxito”.

Claro, Jesús había hecho muchísimo más en esos pocos meses, que lo que ellos – fariseos – en todo el tiempo.

En lo personal veo que son quienes “no tienen mucho que hacer”, los que tienen tiempo para la crítica “difamatoria”.

Bueno, mientras sigamos en verdad a Jesús, vamos a estar expuestos a esa “falsa doctrina farisaica”.

¿Qué hacía Jesús…? ¡Seguir adelante! ¡Siempre adelante!

Amándolos a todos, incluso a todos los difamadores… ¡A todos!

Pues al cristiano lo mueve -no la envidia- sino “el amor, que todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera. Todo lo soporta…” ¡Amén!

Celia M. de Hovhanessian