“Por eso, pastores, escuchad la palabra de Yahveh: Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, lo juro: Porque mi rebaño ha sido expuesto al pillaje y se ha hecho pasto de todas las fieras del campo por falta de pastor, porque mis pastores no se ocupan de mi rebaño, porque ellos, los pastores, se apacientan a sí mismos y no apacientan mi rebaño; por eso, pastores, escuchad la palabra de Yahveh. Así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy yo contra los pastores: reclamaré mi rebaño de sus manos y les quitaré de apacentar mi rebaño. Así los pastores no volverán a apacentarse a sí mismos. Yo arrancaré mis ovejas de su boca, y no serán más su presa. Porque así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy yo; yo mismo cuidaré de mi rebaño y velaré por él.” (Ezequiel 34-7-11).
Prácticamente todo este capítulo del Libro del Profeta Ezequiel gira en torno al reclamo de Dios a los Jefes de Su Pueblo.
“La imagen del rey-pastor es antigua en el patrimonio literario de Oriente. Jeremías la aplicó a los reyes de Israel para censurarles por haber cumplido mal sus funciones. Jeremías 2-8; 10-21; 23-1-3 y para anunciar que daría a Su Pueblo nuevos pastores que le apacentarán en la justicia…
Ezequiel recoge el tema de Jeremías 23-1-6 que más tarde volverá a utilizar a Zacarías (11-4-17; 13-7). Echa en cara a los pastores, aquí los reyes y jefes civiles del pueblo, sus crímenes v.v. 1-10…” (Extracción literal del comentario de Ezequiel 34 de la Biblia de Jerusalén NUEVA – REVISADA Y AUMENTADA.)
Claro que tiene concreta relación al deber del servidor en la Iglesia, especialmente cuando éste está en una posición de “autoridad delegada”. Cada uno, de acuerdo al llamado que Dios le ha hecho y en el orden establecido en la Santa Iglesia: OBISPOS – PRESBÍTEROS – LÍDERES – ETC.
Es concreto el hecho de que “toda autoridad constituida proviene de Dios” (ver Romanos 13-1-55), por tanto, toda autoridad civil, “no escapa” a esta “llamada de atención” que la Biblia hace.
Qué bueno sería que todos aquellos que “están en autoridad”, tanto como quienes pretenden estarlo, escucharan la Palabra de Dios. Aún aquellas de reclamo por el equivocado cumplimiento de sus deberes, como referencia también para quienes tal vez les toque acceder a la responsabilidad de la autoridad, que sin duda es una alta “DIGNIDAD” y debe ser así ejercida: con responsabilidad. Para que sean dignos del cargo que ocupan u ocuparán, según el caso.
Nunca, unos y otros, deben olvidar que son “mandatarios” del Pueblo; es decir que se les ha otorgado un “mandato” popular, al haber obtenido la mayor cantidad de votos, en elecciones democráticas en el sistema Republicano y Federal de nuestra Nación Argentina y que ninguna “tentación” de “caudillismo feudalista” o de “delirante idea seudomonárquica” de un “absolutismo imperial” anide en la mente de nadie, pues como digo, sería “delirio” y como tal gravemente, fatalmente nefasto.
Una palabra debiera acompañar en todo momento toda gestión, toda obra, en el plano social y por supuesto eclesial: ¡HUMILDAD!
¿No te parece?
JUAN CARLOS HOVHANESSIAN