En la antigüedad ser estéril era una discapacidad muy grande para la mujer, lo que producía mucha vergüenza y tristeza. Sin embargo, y sabiendo que para Dios no hay nada imposible, la Biblia nos muestra el caso de varias mujeres que habiendo sido estériles por mucho tiempo, recibieron de Dios un regalo que cambió su tristeza en gozo y alegría. Estas mujeres tuvieron hijos que fueron grandes hombres de Dios.
Sara: era mujer de Abraham, ambos eran ancianos y no habían tenido hijos. Cuando Abraham tenía 99 años se le apareció Dios e hizo una Alianza eterna con él, prometiéndole ser padre de muchedumbre de pueblos, ser fecundo y que reyes saldrían de él (ver Génesis 17:5-8). Con respecto a Sara, su mujer le dijo: “…pero Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Isaac. Yo estableceré mi alianza con él, una alianza eterna, de ser el Dios suyo y el de su posteridad.” (Génesis 17:19) A pesar de su avanzada edad y su esterilidad Sara dio a luz a Isaac.
La mujer de Manóaj: esta mujer era estéril, pero se le apareció el ángel de Yahveh y le dijo que concebiría y daría a luz un hijo que comenzaría a salvar a su pueblo de los filisteos. Ella fue madre de Sansón. Sansón fue Juez de Israel durante veinte años y fue dotado por Dios de una tremenda fuerza física. Ver su historia en Jueces caps. 13, 14, 15 y 16.
Ana: era mujer de Elcaná, quien subía todos los años a la ciudad de Silo a ofrecer sacrificios a Yahveh. Ana sufría mucho por no tener hijos, oraba de continuo a Dios e hizo este voto: «¡Oh Yahveh Sebaot! Si te dignas mirar la aflicción de tu sierva y acordarte de mí, no olvidarte de tu sierva y darle un hijo varón, yo lo entregaré a Yahveh por todos los días de su vida y la navaja no tocará su cabeza.» Yahveh se acordó de ella, concibió y dio a luz a Samuel, (ver 1 Sam 1:1-20) quien fue Juez, Sacerdote y un gran profeta de Dios: «Y Samuel creció, y Yahveh estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras. Y todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, conoció que Samuel era fiel profeta de Yahveh.” (1 Samuel 3:19-20)
Isabel: En tiempo de Herodes el sacerdote Zacarías estaba casado con Isabel, no tenían hijos porque ella era estéril y de avanzada edad. Dios escuchó la petición de Zacarías y prometió que Isabel tendría un hijo a quien debían poner por nombre Juan. Este niño fue conocido como Juan el Bautista, fue grande ante el Señor y estuvo lleno del Espíritu Santo desde antes de su nacimiento. Ver Lc. 1:5-17. Juan fue llamado profeta del Altísimo, el cual iría delante del Señor para preparar sus caminos. Jesús mismo dijo de él: “En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista…”
De lo que era un problema sin solución, Dios generó inmensas bendiciones, madres angustiadas por no poder tener hijos pusieron su confianza en Dios y no solo concibieron y dieron a luz, sino que el fruto de su vientre fueron grandes hombres de Dios. Pongamos siempre nuestra confianza en el Señor “porque ninguna cosa es imposible para Dios” Lucas 1:37